Argumentar es
defender una idea mediante el uso de razones.
Por ejemplo, cuando
participamos en una discusión y opinamos, estas opiniones, por lo general,
están apoyadas en conceptos, experiencias, datos, cifras o frases y opiniones
de otras personas, y cuando hacemos esto, sencillamente, estamos argumentando,
y lo hacemos para apoyar una idea, o atacarla, o sencillamente para demostrar y
validar nuestra opinión para que sea aceptada.
Las argumentaciones
más populares las encontramos principalmente en
artículos de opinión, discursos, ensayos, editoriales, textos científicos, escritos filosóficos y en
la publicidad.
La estructura
argumentativa se compone de cinco fases: Introducción, tesis, argumentación y
conclusión.
Introducción
En la introducción se
expresa el tema a tratar y la postura que se va a tomar. Para esto se utilizan
recursos como relatar hechos relacionados o citar textualmente a personajes
reconocidos.
Tesis
La tesis es la idea
que se pretende demostrar o sobre la que se intenta convencer.
Argumentación
Los argumentos son la
serie de razones con las que se intenta y espera convencer de que la tesis es
válida y verdadera. Aunque para conseguirlo existen diferentes recursos
literarios, los más utilizados son : las analogías, las preguntas retóricas,
las citas de autoridad, o sea, lo manifestado por personas u organizaciones
especialistas en el tema, los datos y las cifras tomados de fuentes reales y
fidedignas.
Conclusión
A la conclusión
también se le llama síntesis o resumen, y es la parte final de la
argumentación, que se utiliza para reiterar la tesis, recapitular las ideas principales, resaltar las consecuencias de lo manifestado, proponer
algún plan a seguir, señalas los asuntos que se dejaron pendientes o inclusive,
dejar una pregunta abierta a manera de reflexión.
Es importante aclarar
que para algunos autores la estructura argumentativa se divide en tres fases,
pues combinan la introducción y la tesis en un solo momento. Sin embargo, los
mismos componentes están presentes en
las tres o cuatro fases. Además, no es una estructura lineal, y en su ejecución
argumentativa, se puede iniciar con los argumentos, o se puede dejar la tesis y
hasta las conclusiones a consideración e interpretación de la audiencia.
La interpretación de
los textos argumentativos consiste en el reconocimiento de su estructura, esto
es, que lo primero que se debe hacer es procurar identificar la tesis y la
postura que asume al autor, luego diferenciar los argumentos utilizados, que en
la medida de lo posible deben ser verificados, separando citas de datos, cifras
u otros recursos utilizados y finalmente, darle vital importancia a la
síntesis, pues en ella generalmente se reafirma
la idea principal.
Piensa en la
argumentación como ese momento en que debes ir con tus padres y reclamar a
final del año el boletín de calificaciones. Al comienzo están los saludos y las
explicaciones de cómo va a ser esa reunión y luego, en tono muy serio, te
informan que ganaste o perdiste el año. Luego repasan los motivos de ese
triunfo o derrota, analizando el consolidado de la asistencia, las llegadas
tarde, verificando las notas por asignatura obtenidas en cada uno de los
periodos, revisando el cuaderno de disciplina, resaltando en el boletín las
notas destacadas por ser o muy altas o muy bajas, y finalmente recordando el
resultado para pasar a felicitar por aprobar el grado y motivar a continuar y
mejorar lo realizado, o por el contrario, llamándote la atención por los malos
resultados y motivándote a asumir con mayor seriedad y responsabilidad tus
estudios.
Para resumir,
argumentar es defender o apoyar una idea empleando razones. Estas razones deben
ser verdaderas y/o sustentadas a través de datos, cifras o citas de personas o
de organizaciones que sean autoridades en el tema, que se argumenta, y , al final de una
argumentación se realiza un resumen de los argumentos, se reitera la idea a
defender o se deja espacio para la reflexión o consecuencias de lo argumentado.
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